Improvisadora, bailarina, actriz, intérprete… pero, ante todo, un ser profundamente sensible, emocional y empático.
Juego, carácter, exploración, improvisación y pedagogía son mis pilares. A través de la danza, la actuación, el yoga, la meditación y la improvisación, reafirmo mi esencia: Ser, en esencia, es ser fiel a mis pasiones, a la identidad que me habita y me define. Es honrar cada parte de mí: el alma House que es mi columna vertebral, la comunidad que me abraza, el flow que me atraviesa, el sabor que me guía, el amor que me sostiene. Soy contraste, soy riesgo, soy sensibilidad y risa.
Desde esa sensibilidad me conmueve observar el mundo y sus múltiples formas de expresarse. Me gusta pensar que soy como el mar: fluida, profunda, y alborotada. Me atrapa esa cadencia de las olas y a la vez las de mis caderas, es la marea de mis emociones, y es la música que vibra en mis hombros. Ser risueña no es un detalle menor: es mi forma de habitar el mundo, con ternura, fuego, crítica y curiosidad abierta. Por eso soy fiel a mi movimiento, en el encuentro mi centro, mi refugio y el espacio vital para explorarme con honestidad. Me muevo e improviso no para impresionar, sino para transmitir. Para transmutar, transformar, transcurrir y trasladar.
Y así como lo natural une opuestos, yo también me nutro de lo que se atrae y se repele. Me interesa lo contradictorio, lo diverso. En la actuación, en la improvisación y en el movimiento, encuentro magia en los contrastes: Encuentro en ellos metáforas vivas de lo que quiero sembrar en mi arte: profundidad, escucha y conexión.
Me inspiran sus gestos, sus ritmos, sus encuentros, y desde esa inspiración nace en mí el deseo de construir comunidad, de tejer puentes con otros cuerpos, otras voces, otras almas. Porque cuando creo con otros, me abro. Caigo y vuelvo a creer. Me encanta ese ciclo: crear, caer, creer. Es ahí donde nace lo auténtico. Encuentro y genero espacios seguros, honestos, donde ser y dejar ser. Donde la creación colectiva brota con fuerza y me conduce a estados más profundos de creatividad.
Improvisadora, bailarina, actriz, intérprete… pero, ante todo, un ser profundamente sensible, emocional y empático.
Juego, carácter, exploración, improvisación y pedagogía son mis pilares. A través de la danza, la actuación, el yoga, la meditación y la improvisación, reafirmo mi esencia: Ser, en esencia, es ser fiel a mis pasiones, a la identidad que me habita y me define. Es honrar cada parte de mí: el alma House que es mi columna vertebral, la comunidad que me abraza, el flow que me atraviesa, el sabor que me guía, el amor que me sostiene. Soy contraste, soy riesgo, soy sensibilidad y risa.
Desde esa sensibilidad me conmueve observar el mundo y sus múltiples formas de expresarse. Me gusta pensar que soy como el mar: fluida, profunda, y alborotada. Me atrapa esa cadencia de las olas y a la vez las de mis caderas, es la marea de mis emociones, y es la música que vibra en mis hombros. Ser risueña no es un detalle menor: es mi forma de habitar el mundo, con ternura, fuego, crítica y curiosidad abierta. Por eso soy fiel a mi movimiento, en el encuentro mi centro, mi refugio y el espacio vital para explorarme con honestidad. Me muevo e improviso no para impresionar, sino para transmitir. Para transmutar, transformar, transcurrir y trasladar.
Y así como lo natural une opuestos, yo también me nutro de lo que se atrae y se repele. Me interesa lo contradictorio, lo diverso. En la actuación, en la improvisación y en el movimiento, encuentro magia en los contrastes: Encuentro en ellos metáforas vivas de lo que quiero sembrar en mi arte: profundidad, escucha y conexión.
Me inspiran sus gestos, sus ritmos, sus encuentros, y desde esa inspiración nace en mí el deseo de construir comunidad, de tejer puentes con otros cuerpos, otras voces, otras almas. Porque cuando creo con otros, me abro. Caigo y vuelvo a creer. Me encanta ese ciclo: crear, caer, creer. Es ahí donde nace lo auténtico. Encuentro y genero espacios seguros, honestos, donde ser y dejar ser. Donde la creación colectiva brota con fuerza y me conduce a estados más profundos de creatividad.